La maternidad es una de las experiencias más enriquecedoras y transformadoras que una mujer puede vivir. La llegada de un hijo nos impulsa a aprender de manera constante y también sabemos que ser madre no significa renunciar a nuestras aspiraciones profesionales, la maternidad y el desarrollo profesional no son incompatibles. Sin embargo, enfrentamos grandes desafíos a la hora de retomar nuestra vida laboral luego de las licencias correspondientes: jornadas laborales extensas y sin flexibilidad, reducida equidad en la distribución parental de tareas de cuidado y carga mental, casi inexistentes oportunidades profesionales que contemplen la necesidad de estar presentes para nuestros hijos.
Es imprescindible encaminarnos hacia un equilibrio en la corresponsabilidad parental. Reconocer la crianza de los hijos como una responsabilidad compartida y que la presencia activa de los padres en la vida de sus hijos es esencial para su desarrollo integral. Al compartir las responsabilidades, creamos un entorno en el que tanto madres como padres pueden seguir avanzando en sus carreras y al mismo tiempo brindar a sus hijos el tiempo y la atención que necesitan.
Otro punto de gran importancia es que las empresas y organizaciones puedan adaptar las oportunidades laborales, para que las madres y padres puedan dedicar tiempo de calidad a sus hijos, y comenzar a poner el foco en los niños. Esto implica tener horarios flexibles, políticas de licencia parental adecuadas y apoyo en el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar.
Es fundamental reflexionar sobre la importancia de estas cuestiones y continuar trabajando juntos para construir sociedades en el que nuestras vidas profesionales y familiares prosperen en armonía, en donde la maternidad y desarrollo profesional se complementen, y en donde los niños puedan contar con la presencia equilibrada de sus madres y padres a lo largo de sus vidas.
