Invertir en las mujeres es tanto un imperativo económico como una cuestión de derechos humanos. Se trata de una cuestión de derechos humanos porque los sistemas económicos y financieros mundiales son cómplices de perpetuar la desigualdad de género. Al mismo tiempo, se necesitan recursos financieros para superar estos retos y construir un mundo que permita a todas las mujeres realizar sus derechos. Invertir en las mujeres les permite prosperar, una prosperidad que puede cuantificarse en términos financieros.
Las mujeres que prosperan impulsan economías prósperas
Lograr la igualdad de género y la autonomía de las mujeres es un objetivo que no requiere justificación, porque los derechos humanos no tienen precio. Sin embargo, sabemos que las mujeres contribuyen a la economía directamente a través de su participación en actividades económicas como el trabajo formal y el emprendimiento, pero también de manera indirecta a través de otras contribuciones como la asunción de una parte desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado. Los datos demuestran que si se redujeran las brechas de género, el PIB per cápita podría aumentar un 20%.
Invertir en las mujeres puede ser una oportunidad. Se estima que la eliminación de las brechas existentes en los servicios de cuidados y la ampliación de los trabajos decentes permitirían crear casi 300 millones de puestos de trabajo de aquí a 2035. Diversos estudios muestran asimismo que la inversión en el sector asistencial podría crear casi el triple de puestos de trabajo que una inversión idéntica en la construcción y producir un 30% menos de emisiones de gases de efecto invernadero. Además, las inversiones en el sector de los cuidados liberarán un tiempo muy necesario que las mujeres podrán dedicar a actividades de su elección, como actividades económicas, educación u ocio. A pesar de estos claros beneficios, las mujeres siguen quedándose atrás en la economía.
Es fundamental reconocer los derechos de las mujeres como una cuestión de inversión, a fin de crear soluciones transformadoras que permitan a las mujeres realizar sus derechos, escapar del ciclo de la pobreza y prosperar de verdad.
Invertir en las mujeres es un pilar fundamental para construir sociedades inclusivas. El progreso de las mujeres nos beneficia a todas y todos.
Fuente: ONU MUJERES